No sé si por conjuro de la luna nueva, por el cura, por la botas o por Descartes, pero me pasé la noche entera sin pegar ojo y dando vueltas y más vueltas… Eso sí… ¡Sin perder de vista mis pies!… ¡Por si acaso! Comprobando cada vez que estuvieran descalzos. Apelando a la lógica mis pies no podían tener vida propia ni ir por ahí calzando y descalzando sin intervención del resto de mi persona , en apariencia, esa inferencia estaba más que clara … Pero ya se sabe, ¡Las apariencias engañan! …. Tras esas deducciones destiladas de lo obvio, Descartes y sus “Meditaciones metafísicas” se apoderaron de mi cama. Me vino a la mente el encabezado de las seis reflexiones con las que compuso su obra: - “He advertido hace ya algún tiempo que, desde mi más temprana edad, había admitido como verdaderas muchas opiniones falsas, y que lo edificado después sobre cimientos tan poco sólidos tenía que ser por fuerza muy dudoso e incierto.” - ¡Mmmm! . A tenor de lo expuesto por Descartes y sorteando el pormenor de que sus quebraderos de cabeza giraban en torno a la existencia de Dios y del alma … En este mundo mucho más terreno , bien podría ser que en realidad tuvieran vida propia mis pies … Pero si unas simples botas podían desencadenar tantas alocuciones filosóficas … ¡No quise ni imaginarme lo que podría ser tener que decidir entre cocinar unas coles o hacer unas sopas!
Ante tal circunstancia no pude por menos que bendecir mi desajuste económico, pues sin yo saberlo, en realidad me estaba solevando de grandes pesos filosóficos. Nada había que plantearse, el frigorífico tenía todas las respuestas contenidas en una simple ecuación de haber/no haber. “ Si Hay X, entonces, comemos X ” , “ Si No hay X, entonces Y” . ¡Mira tú si es sencillo!
Afrontar una nueva jornada tras un noche en “blanco”, es casi como ponerse frente al Sahara tras cruzar el Atlántico a nado, sin más opción que caminarlo, ¡Por descontado!. Claro está que una dosis de café y nicotina logran redimensionar el todo. Entre otras cosas porque la jornada ya había comenzado ¡Si o si!.
Sumergiese en la autopista a horas intempestivas mientras el resto del mundo duerme es una excelente condición para abstraerse de todo y olvidarse de que el mundo simplemente gira y gira. Se me hizo presente de repente la cara del capellán mientras me soltaba aquello de “Brujas, mentirosas, zalameras y filibusteras” - ¡Vaya tela! – Solo con pensarlo me iba entrando un “no sé qué”, que parece ser afectó a mis pies, pues sin tener conciencia de ello, el derecho empujó el acelerador hasta dejarlo clavarlo en el fondo….
No me preguntes de dónde, ni cómo apareció ese representante de la ley motorizado y uniformado que plantándose delante de mí, me obligo a dar un frenazo que por poco me lo trago. Al primer golpe de vista ni me di cuenta de que era un policía, así que además, para completar el cuadro, le amenicé con una sinfonía de claxon, mientras gesticulaba y le hacia las señas de si por caso se había vuelto loco… ¡Indiscutiblemente obtuve una inmediata respuesta!, ¡Faltaría más! … Otro simpático gesto de su mano derecha indicándome que me detuviera en el arcén….¡¿Qué otra cosa se podía esperar?!
- ¡Buenos días! – me saludó
(¡Mira que atento, hombre!, en los tiempos que corren, ¡No todo el mundo te da los buenos días!… Aunque eso de buenos... mejor lo discutimos luego – pensé, al tiempo que tragaba saliva en un”¡Tierra trágame!”).
- Buenos días.- (dudé en responder , pero la cortesía es la cortesía)
- Permiso de conducir y documentación del coche
Tal y como lo dijo se me prestó responderle un.: - ¡A sus ordenes señor! ¡Si, señor! - . No sé porque santo me contuve pero fue una suerte. Se lo facilité sin pronunciar media palabra. Me miró, le miré... Buscó en el bolsillo y tendiéndome un tubo plastificado con una boquilla me dijo:
- Apoye los labios por este lado, coja aire y sople todo lo fuerte que pueda…
(¡Venga ya! … ¿Un test de alcoholemia en un martes cualquiera?)
- Vengo de casa no de una fiesta, solo he tomado un café – objeté
- ¡Qué sople!…
(¡Jolín que genio!, ¡Que vale hombre, que ya soplo!). Y sople claro … ¡Cualquiera decía que no!. Ya se me hacía bastante cuesta arriba tener la certeza de que mi cuenta iba a quedarse un tanto más vacía como para tentar la suerte y verme dando la nota en alguna comisaría.
Siempre me ha fascinado comprobar cómo un sencillo uniforme tiene la capacidad de transformar en algunas personas la autoridad en prepotencia… ¡Y mira por dónde, que es que da igual del color que sea el dichoso uniforme!.
- Cero, cero – me comunicó muy serio.
(¡Anda que coincidencia!, ¡Empate!, ¡Como el partido del Domingo! – Vamos, dígame ya por cuanto me sale la broma que tengo prisa… ¡Se me está haciendo tarde, porras! )
- ¿Sabe cuál es el límite de velocidad en autopista? – volvió a preguntarme con más mala pata que cordialidad.
- Si claro , 110 – (No sé por qué tuve la sensación de que no debí responder…)
- ¿Entonces me puede usted explicar por qué estaba circulando a más de 185 km/h?
- ¡¿Tanto?!.... – Exclamé sorprendida, pero es que efectivamente lo estaba.
Lo cierto es que no había reparado en el cuentakilómetros, y por lo que se refería a explicarlo… ¡¿Qué le iba a explicar?! ¿Qué el día de ayer me levanté con las botas puestas y tuve muy mal día por ese infortunio? ¿Qué después tropecé con un cura y que sin comerlo ni beberlo me encontré con confesión, sermón y como objetivo una misión de almas? … ¿Qué después de haberme pasado la noche en los brazos de Descartes también pudiera ser que mis pies tuvieran vida propia?, ¿O sencillamente que era una de esas “brujas” irritadas, que entre otras cosas había cambiado mi escoba por un auto prêt-à-porter?... ¡No, no era el caso de explicar nada!. Así que con humildad y buen tono asumí que no sabía el por qué:
- Pues no, lo siento, no lo sé.
- ¿No sabe?.. . ¡Bien, bien! Por caso…. ¿Toma pastillas? – continuó
- ¿Pastillas? – (¡Bueno lo que me faltaba!, ¡Uff!... ¡Aunque si me llego a pensar el buen comienzo de la marcha, me propino una sobredosis de sacarina!... Por eso de endulzar un poco el día sin excesivas calorías.)
- Me refiero a algún medicamento que pueda afectar a la conducción …
(No, si ya… ¡Si le entendido perfectamente!… ¡No , no uso de eso! Así que lo siento, ni atenuante ni agravante… ¡Soy así de idiota por naturaleza! Y reconocida esa faceta tan interesante, me dice de una vez por cuanto me sale y deja que me largue!!!! Que a fin de cuentas sólo iba un poco “deprisa” ,¡ No haciendo piruetas a dos ruedas!.)
- ¡No, no!, ¡No estoy tomando nada! – repliqué
- La sanción que le corresponde es de seiscientos euros y la resta de seis puntos…
(Seiscientos euros y seis puntos???? … ¡Jobar! ¡Pero qué pasa?! ¿Es que me resta cien euros y un punto por cada una de las Meditaciones metafísicas cartesianas? … ¡Pues que suerte haber pasado la noche con Descartes!, ¡Porque si llego a pasarla con el “Órganon” de Aristóteles!…)
Creo que la respiración se me quedó detenida por alguna parte. ¡Qué ironía! Sales de casa para llegarte al trabajo y resulta que en cinco minutos, no solo te han arreglado el día… ¡Te han solucionado todo un mes! – (¡Ir a trabajar sale caro! ¡Me declaro “NiNi” desde este momento! Y …¡Arreando! . ) – Por ganas le hubiera dado con la bota, que esa mañana me había calzado a conciencia, pero me limité a lanzarle una mirada que debió ser más que significativa porque inmediatamente siguió:
- ¡De aquí en adelante preste usted más atención, por esta vez la sanción pase por trescientos euros sin penalización de puntos!…
(¡Caray, llegaron las rebajas!… Seguro que no sabía que era reincidente… ¡Gracias, mil gracias!) . Mira, hasta le habría hecho una reverencia, sin embargo atendiendo a mi bolsillo no pude regale ni siquiera una sonrisa de oreja a oreja. ¡Que soy mileurista, corcho!. - ¿Y tú qué dices?- , ¡¿Qué la culpa es mía?!- ¡Evidentemente! - . O no tan evidentemente, porque en realidad, ¿Fui yo? … ¡¿O fueron mis pies?!. - Salvando esa menudencia sólo digo que… también podía haberse quedado el buen señor tomándose un cortado en alguna parte en lugar de ponerse a controlar el tráfico de la autopista a unas horas que no pasa nadie, salvo ¡Yo! claro.
El caso es que después de firmar recogí la multa y salí pitando (aunque quizá debiera decir “multita” ,visto que el señor policía tuvo a bien aplicar un recorte del 50% a la tarifa inicial… Algo muy acorde con el bombardeo de los noticiarios… ¡Recortando por aquí, recortando por allá… y que si tatararí y tarará!. En esa línea cabria esperar que los recibos de la luz, el gas y demás se vieran también recortados por igual en una justa ley de la compensación, ¿Verdad? … Sin embargo inexplicablemente se duplican. ¡Otra duda metódica!) .¡ En fin!.
La cosa es que en lugar de una sanción parece ser que firme un acuerdo con la ley de Murphy para ese día… Una gloriosa jornada donde hasta lo más estúpido parecía convertirse en un complicado ejercicio de álgebra. ¡Incluso el teléfono móvil se declaró en huelga! … ¡No cobertura, no batería, el número marcado es inexistente! … ¿Inexistente?!!! ¡Si hace cinco minutos existía!!!! ¡Si es lo que yo digo, nada existe, todo es aparente! – ¡Menudo conjunto agotador! .¡ De esos que te lleva a la necesidad de resetear todo tu sistema operativo!… Una vez de vuelta a casa, con aquella sensación de - ¡Oh, por fin, el merecido descanso del guerrero! – parecía que iba a tener ese minuto de paz soñada… Pues no, el teléfono en su rebeldía decidió desistir de su ocioso silencio… Encima para recordarme que tenía una entrevista a la que estaba llegando tarde. Salí precipitadamente corriendo escaleras para abajo dando de bruces con un tipo que pasaba y del que no tuve tiempo ni de verle la cara
- ¡Hey! , ¡Nnnn,nnnn! ¡Cuidado guaaaaaapa!
(¿Nnnn,nnnn? , ¿Se cree éste que soy un chucho? . ¡Vamos hombre que no estoy de humor para estas cosas, ni tengo edad, ni tengo ganas!) . ¡Era justo lo que necesitaba, el “graciosillo” de turno!. Pero seguí con mis prisas hacia adelante… Y casi parecía que podría llegar a tiempo, pero, justo en doblar la esquina fui envestida por una berlina” azul lluvia” - ¡Qué bonito color!- Tan bonito que me dejó bien sentada sobre el suelo con un aire de lo más patético… ¡Menos mal que era “azul lluvia”, y no “rojo fuego”!
- ¡Lo siento! ¡No te he visto! ¿Te has hecho daño?
(¡¿Qué no me has visto?! … ¡No si yo tampoco me veo! .¡Aguanta! ) … Me incorporé decidida a saltarle a la yugular, morderle una oreja o a lo que se me pasara por la cabeza, pero en cuanto estuve en pie no me quedaban ya ni fuerzas. Mientras el hombre me sostenía por un brazo intentando averiguar si me había roto algo, comencé a llorar como una María Magdalena, no sé si de rabia, de contrariedad o de impotencia... Miré el reloj y… ¡A la porra la entrevista!
- ¿Estás bien? ¿Quieres que te lleve a alguna parte?
(¿Qué si estoy bien?…¡ De cine! … ¿Tú qué crees?. Acabas de arruinarme una entrevista, me dejas tirada en mitad de la calle… ¿Y me preguntas como estoy? …¡Encantada de conocerte, hombre!)
- ¡Estoy bien, estoy bien! - musité mordiéndome el labio para no soltar lo que pensaba
- ¿Quieres que te lleve a que te visiten?
(¿Visitarme? … ¡Ya he tenido bastantes visitas por hoy! ¡Mejor lo dejamos!)
- Creo que estas un poco alterada, espera que aparco el coche…. No sé, me sabe mal….¡ Dime qué puedo hacer! …
(¿Te sabe mal el qué? … ¿Haberme tirado al suelo, haberme hecho perder la entrevista …. O tu tiempo?... Y por lo que se refiera a hacer… ¡Seguro que si te lo dijera, harías justo al revés! …¡Deja, deja! ¡No hay nada que hacer! )
- No te preocupes, estoy bien… no parece que me haya roto nada.
- Bueno, por lo menos deja que te invite a tomar algo, y me cerciore de que estás bien. Creo que una tila nos vendría bien a los dos… No podría marcharme tranquilo…
(¿Tila? ¿Tranquilidad? … ¡Que tila, tila! ¿Quién se quita un susto con una tila? ¡Un mojito o un caipiriña!)
Dejó el coche más que aparcado- ¡apartado! - de la mitad de la calle y aparecimos tomando una ¡Tila! en el bar más cercano… Sin saberlo, acaba de dar con un necio que además contenía en su cuerpo a mi supuesta alma gemela… ¡Hay que ver lo que dan de sí unas botas puestas a destiempo!
(continuará)